domingo, 29 de marzo de 2009

Perverso

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Helena ríe bajo sus auriculares. Me acerco, ella baila ramonera. Con mano indecisa rozo su jumper. Se tensa. Se sobresalta. Levanta su mentón, sus ojos de hielo. Radiografía en un segundo mi maletín, mi traje, mis zapatos negros. Sonrío, alzo la mano, torpe, a mitad de camino entre el muslo y el hombro. Se me ahogan las palabras en la boca. Helena, taquicárdica, aprieta mi muñeca hasta que la dejo. Las puertas se abren. Baja del tren. Me mira, lejana, es un vidrio asustado.

Sí, seguro que se llama Helena.

martes, 24 de marzo de 2009

Umpa Lumpa y Daiana

Umpa Lumpa brinda con Daiana. Las copas chocan, se rompen, caen de a pedazos. Asustada Daiana desinfecta sus manos. Las vendas blancas enrojecidas. El teléfono inhallable. La voz agitada contradice coordenadas imposibles. Umpa Lumpa, tubo en mano, no comprende. Corta. Salen. La Boca oscura los traga, calle a calle más cerca de la garganta xeneize, lejos del hospital que desconocen. Daiana chorreante profiere palabras a su mano, adiós le dice a su mano derecha, estaremos juntas le dice a su mano buena, como si pudiera prometerle el paraíso. La mano izquierda se rebela, pellizca, cachetea, descree. Umpa Lumpa busca un hospital, una salita, un taxi, una avenida, más vendas, su mochila: Umpa Lumpa encuentra. En la guardia los hombres de blanco brindan, y en recepción y en informes, no es momento de brindar grita Daiana enojada, el médico la escucha de reojo, nunca es momento, sonríe, y choca su copa.

Umpa Lumpa piensa que a menudo no es momento de, y se siente contento de que el médico brinde. Daiana lo turba: feliz. Que año nuevo, que feliz, sonríen.

lunes, 16 de marzo de 2009

Corrientes y 9 de julio

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Alguien, de todos los que cruzan,
debe disfrutar este momento
tanto como yo

Respirar

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La llanura impune
extiende sus brazos

sopla el pampero

quiero desintegrarme
irme con él

Daiana reversionada

Daiana busca suspenso. Se mete por perros de la calle: casi pierde una oreja. Daiana piensa que no es cuestión. “No es cuestión”, entonces Shakespeare. Apasionada Daiana piensa en not to be, quiero ser not to be, se contradice Daiana suicida, pero sin coraje camina y camina, hacia la plaza, camina, hacia el banco, camina, hacia la caja de ahorro y en pesos que gira en el aire, pedales de una bicicleta imaginaria, Daiana camina sin más, trabajo pasado, futuro en construcción. En la fila bancaria once personas por delante: diez pingüinos y un umpa lumpa. Los pingüinos agitan pies pesados, a cara de gramajo silencian toses y estornudos. Daiana, quieta, piensa que el presente es caminar y not to be. Umpa lumpa, chiquito, malensaya haikus: “En este banco/ ¿podré depositar/ mis ilusiones?”, sonríe. Un sol para Daiana desganada. Umpa lumpa habla con Daiana fóbica social, habla y habla: los desayunos con tocino en las series de televisión norteamericana; las filas de los bancos interactivas y con música para que la gente se conozca mientras; un pájaro que en el lomo de un caballo: yo filmaba al caballo, afirma, pero el pájaro se posó en el lomo y estuvieron así, un rato, como si no fueran especies distintas, como si no tuvieran que repelerse ¿sabe? ¿Saber? ¿Daiana? Umpa lumpa se equivoca.
Umpa lumpa avergonzado vuelve a sus poesías, Daiana encerrada no se anima, kilómetros detrás su flequillo, no se anima, a preguntar sobre, a esconder el reloj y pedirle la hora, a hablar banalidades o a decir, simplemente, Carlos, me llamo Daiana y me gustó esto que me decías, tomemos un café, dale; o, Carlos, ambos sabemos desde que giré por esa puerta que somos el uno para el otro, vamos a comer pizza al Parque Rivadavia, retiremos cuarenta pesos cada uno de nuestras cajas de ahorro y alquilemos la habitación especial de Hotel Faraón, pidamos champaña, tengamos sexo desenfrenado, hidromasajeado hasta el amanecer y después andate, a que te extrañe.
Nerviosa Daiana habla: Carlos. Carlos. ¡Carlos! ¿Umpa lumpa?, Daiana ha de estar equivocada: Umpa Lumpa se llama Diego. Ahora es Daiana, colorada, quien pide disculpas y ya no habla.

Es una pena. Tanta cara de Carlos.