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Daiana busca suspenso. Se mete por perros de la calle: una oreja menos. Daiana piensa que no es cuestión. “No es cuestión”, entonces Shakespeare. Apasionada Daiana piensa en not to be, quiero ser not to be, se contradice Daiana que, además, no quiere. Dejar de ser, demasiado caro, piensa, y tacha el cuadradito que dice Hamlet en los clasificados. Tirame una palabra, escucha Daiana caminante por Juan B. Justo, le fascina la visión de Juan. Lo comenta: es un malentendido. ¿Juan? No, Daiana. Daiana piensa que si es un malentendido, por lo menos deberían tratarla de mujer. Malentendido, vos, dice Daiana: gracias. Cuentas a pagar en un banco, un sol para Daiana desganada. Dos umpa lumpas antagónicos le hablan a Daiana radiante, a Daiana inocente, a Daiana ojos color mate. Umpa lumpa poeta ensaya juegos de palabras; idiota. Umpa lumpa motorocker invita: súbete a mi moto. Pelos al viento de Daiana adrenalínica. Umpa Lumpa poeta rompe sus flores. Daiana suspendida sonríe. (…) Umpa Lumpa poeta mira por la ventana, al otro punto de la Ciudad, muy lejos, en el que Daiana gozante comienza por decir moto, Daiana suspendida acaba gritando rocker.
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